-Eso era todo
-Pensé que si me habías mandado a llamar para decirme algo “muuuy importante” se trataba de algo nuevo.
-Para mi es nuevo, nunca antes pensé en matarme. Pero ya ves, no todo lo que yo creo que es importante lo es también para ti.
-No es la primera vez que me dices que si yo no estoy, tu vida puede acabarse: me lo dijiste cuando te detectaron aquel falso cáncer, cuando te caíste del autobús y cuando te fracturaste el dedo meñique. Lo único que cambió hoy es que serías tu quien te quite la vida.
-Y?
-Y qué?
-Qué te produce?
-Más de lo mismo. Yo no quisiera que tú sufrieras, pero no puedo pasar el resto e mi vida responsabilizándome por tu destino.
-Entonces no te importa.
-Sí me importa, sólo que no puedo hacer nada.
-No puedes hacer nada para que yo no me mate porque tú me dejas?
-No. Y no sé cómo decírtelo más claro. No quiero que me llames más. Quizás en unos años nos encontramos, nos saludamos, pero ahora no es sano que nos veamos.
-Cuántos años?
-No sé, mejor ni pienses en eso.
-Para ti es muy fácil.
-Créeme que tú logras que se haga bien difícil.
-Cuando encuentres la noticia de que me he muerto, lo vas a lamentar.
-Asegúrate de que me entere, para ver si es así.
-Eres un cínico, no sé por qué me importas tanto.
-Tú eres una obtusa, y sí tengo clarito por qué no quiero saber ya nada de ti.
verdades que se susurran, mentiras en alta voz y otras comunicaciones necesarias
Friday, August 1, 2008
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