verdades que se susurran, mentiras en alta voz y otras comunicaciones necesarias

Friday, October 3, 2008

Hace apenas unos años

Yo no tenía celular, así que no pude llamarla. En su casa estaba dañado el reloj, por lo que ella no sabía que yo estaba tarde. Cuando finalmente llegué a la casa de Emilia, el timbre no servía, pero nunca me enteré, pensé que se había ido, que se había cansado de esperarme. Me fui a misa y regresé a su puerta. Ella se quedó dormida ya vestida para recibir mi visita. Me fui a casa. Pensé que no iba a perdonarme, así que no la busqué más. Al ver que había anochecido y yo no aparecía, ella creyó que había dejado de interesarme. No volvimos a vernos.